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martes, 18 de marzo de 2008

El verdadero significado de : La Semana Santa


Cuando leemos en el periódico o en el escaparate de alguna tienda las palabras "Semana Santa", generalmente las encontramos acompañadas de escenas de playas inundadas de sol y con un toque de palmeras; o bien, asociadas con publicidad de viajes, lentes oscuros, bronceadores y trajes de baño.

Conforme se acerca esta época del año, surgen prisas por hacer reservaciones de hotel y por comprar boletos para el transporte, pues los pasajes se agotan y las habitaciones comienzan a escasear.

Semana Santa se ha convertido en sinónimo de carreteras con mucho tráfico, aeropuertos y centrales de autobuses abarrotadas de tente, sitios vacacionales hasta el tope, y discos, bares y centros de diversión en los que hay que pelear por un lugar. En fin, se llama "santa" a una semana, que por la manera como se publicita y se vive, no parece tener mucha relación con el calificativo de santidad. Todo eso ha contribuido a provocar que en la mente de muchas personas, se haya borrado no sólo el significado, sino el espíritu mismo de esta época del año.

EL SENTIDO ORIGINAL.

Si nos enfocamos a lo básico, la Semana Santa es una oportunidad para pasar más tiempo con la familia, pero también para bajar la velocidad de esa desenfrenada carrera a la que nos impulsa el ritmo de vida actual, desconectarnos de muchas de las cosas que nos ocupan y preocupan, y tal vez hasta de reflexionar... Sí, aunque suene raro, ¡reflexionar!, pues es algo a lo que ya no estamos muy acostumbrados.

Reflexionar a nivel personal, pero también en familia, con la pareja y con los hijos. Para los que creemos en Cristo, tanto la reflexión, como el consiguiente paso a la acción, se debe centrar en el verdadero sentido del amor. Se puede aprovechar la convivencia familiar para recordar que Dios nos ama tanto a los seres humanos, que se hizo hombre y murió en la cruz. Por eso Cristo puede decir respaldado por los hechos que "nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos".

En la convivencias familiar, el espíritu original de la Semana Santa nos puede llevar a hacer una reflexión personal, de modo que cada miembro de la familia, sin importar su edad, pueda recordar y tener presente que: "Dios me ama y me ama tanto, que estuvo dispuesto a dar su vida por mí".

DE LA REFLEXIÓN A LA ACCIÓN.


La reflexión anterior nos lleva a cada integrante de la familia a adoptar un compromiso de acción, si le queda clara esa idea: Dios me ama, y conociendo la maravilla que es el amor, quiere que yo también aprenda a amar, por eso me recuerda que "El amor es ocuparse del otro y preocuparse por el otro... se convierte en renuncia, está dispuesto al sacrificio". Por eso, Jesús se identifica con los pobres, enfermos, encarcelados.

La comprensión del verdadero sentido del amor debe motivar a la familia, a ser un reflejo del amor de Dios, haciendo algo a favor de los demás.

CÓMO APROVECHAR ESTA OPORTUNIDAD EN FAMILIA.


La mejor manera de recobrar el sentido original de esta época del año, es vivir una experiencia de tiempo completo. Para lograrlo, existen muchas opciones como: Familia Misionera o Misiones parroquiales en familia, que son organizaciones con mucha experiencia en el desarrollo de actividades durante la Semana Santa, en las que participa toda la familia, y que combinan de una manera muy dinámica: actividades de apoyo a comunidades necesitadas, tiempos de reflexión, oración, convivencia y diversión.

La mayoría de las familias que han participado en este tipo de experiencias manifiestan que recibieron más de lo que dieron, pues el contacto con comunidades que tienen grandes carencias, hace que tanto padres como hijos valoren más lo que tienen y descubran por sí mismos que "hay mayor ganancia en dar que en recibir".

REFLEXIÓN Y DESCANSO.


Cada vez son más las empresas que prefieren cerrar sus oficinas u operaciones durante esta época del año y programan vacaciones, las cuales, al coincidir con las vacaciones escolares de los hijos, son oportunidad para alejarse de la rutina diaria y disfrutar en familia de un merecido descanso.

Si la familia se lo propone, puede lograr que sus vacaciones mantengan el espíritu de reflexión y el enfoque, pues aunque salgan a algún lugar agrávale, hay muchas cosas que se pueden hacer para mantenerse conectados en el propósito original de esta época del año.

Para lograrlo, se puede tomar en cuenta lo siguiente: . Preparar el ambiente. Desde antes de salir de viaje, hacer ver a los hijos que aunque van de vacaciones, van a dedicar un poco de tiempo a vivir en familia el espíritu de la Semana Santa e invitarlos a colaborar para que eso se logre. . Tener momentos de reflexión. Llevar al viaje algún libro o material para guiar algunos momentos de reflexión y de oración con todos los miembros de la familia. Poner en la agenda esos momentos, pidiendo el apoyo de todos para que se vivan con intensidad. .

Invitar a todos a participar. Es importante que todos, aún los más pequeños participen: haciendo una lectura, reflexionando en voz alta, haciendo algún comentario o sugiriendo una aplicación a la vida en familia. . Buscar oportunidades de pasar de la reflexión a la acción. A donde vayan van a encontrar gente necesitada y como familia pueden decidir hacer algo a favor de quienes menos tienen.

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